En las infinidades de momentos de la vida una flor nunca le viene mal a nadie. Las hay todos los colores, tamaños y olores, especialmente para las o los quisquillosos que sólo agradan de un determinado tipo de flor. Hay personas que le es más placentero regalarlas y sentir la satisfacción de ver alegría en el rosto ajeno en el momento justo que recibir una flor misma. Bueno, a mi criterio, las flores son unas de las pocas cosas que me levantan el ánimo, de hecho yo misma me las he comprado y las he puesto en mi habitación, aunque pueda sonar muy decadente. Pero más allá de eso, creo que las flores no paran de trabajar, si nos fijáramos bien en las situaciones que se dan son muy variadas, puede ser una situación hermosa y otra demasiado dura, desde el primer sí de una pareja, a el nacimiento de un hijo, o el cumpleaños de un ser querido, una graduación, una ruptura y muchas otras ocasiones. Pero ahora la única frases que se me viene a la cabeza es ¡Qué trabajo duro el de las flores adornar las tumbas de los seres queridos! No creo que nadie excepto ellas puedan hacerlo.
Agustina. -
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