Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en mi... Cuando, de repente, de atrás de ese árbol, se aparece él. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Ja, ja! Parece que sólo yo lo veo. Porque él pasa entre la gente, y los maniquíes le guiñan; los semáforos le dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina le tiran azahares. Y así, medio bailando y medio volando, se saca el melón, me saluda, me regala una banderita, y me dice...
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals, me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!
lunes, 28 de junio de 2010
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Le está pegando en nostálgico tanguito a Valery, jaja casualmente lo subí el año pasado. Raras coincidencias.
ResponderEliminarLove you.