sábado, 9 de mayo de 2009

Solo quiero un instante. Un instante final.
Aunque temo que baste ese simple segundo para sentir el dolor que no siento ahora.
No me gusta el dolor. Tal vez por ello no quiero volver. Ese es mi último miedo.
Me toca mover. Pasa el tiempo y la partida está en las tablas. Pero me toda mover. Mi rival acaba de lanzar un ataque sobre las posiciones de mi rey y mi reina. Es una situación comprometida. Debo hacerlo. Puedo sacrificar una torre para escapar, o meditar detenidamente mi propio ataque, lanzando el caballo sobre su alfil ¿Y ese peón? Cuidado. Mi rival es bueno. Es el mejor que he tenido nunca. Porque ahora sé como es. Sé quién es. Le he visto la cara. Mi rival es la muerte y juega a ganar.





Agustina.

3 comentarios:

  1. somos dos almas sensibles Agustina, este mundo cruel es demasiado para nosotras. Suerte que nos tenemos la una a la otra, digo. Y de verdad

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  2. Hasta el gran maestro del ajedrez pierde, mi héroe. Recuerdo cuando lo conocí , cuando jugué mis primeras partidas con él. Como sentía la bronca por perder, pero después de una leche chocolatada , lo volvía a amar. Era mi rival más poderoso, porque era y es mi héroe. Deseaba ganarle, y para sorpresa mía, fue el único rival que tuve en mi vida, que se alegraba de que empezaba a ganarle las partidas. Cada vez eran menos los movimientos que hacía para ganarle, parecía disfrutarlo y lo disfrutaba. Pero llego el día y jugó su última partida. No pude ver como fue, llegue tarde… el partido ya había terminado. Perdón, el que estuvo leyendo esto, debe pensar que estoy hablando del Maestro Bobby Fischer, no….estaba hablando de mi padre.

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  3. cuando el enemigo se detiene hay que hostigarlo. Cuando el enemigo pretende evitar el combate hay que atacarlo y cuando el enemigo se retira hay que perseguirlo para quede claro quien ha vencido...

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