Su cuerpo es un templo ante los ojos del mundo; se encuentra allí solo para ser observada por la machista mirada de aquel hombre, mas no para ser escuchada. No esta triste, ni feliz, simplemente esta, pues no tiene derecho a sus sentimientos que gritan por dentro y anhelan algún día salir. Para el hombre es tan solo una muñeca de porcelana, hermosa por fuero pero vacía por dentro; pues ignora que esta muñeca de gran perfección aspira con vehemencia quebrarse y entrar en libertad.
Hela ahí posando con elegancia y sofisticación, con su elemento imprescindible de la toilette femenina, su símbolo de batalla y distorsionador de figura, el corsé. Con su pálida piel, labios carmin y su modelo angelical y virginal se ha convertido en el reciclaje de los sueños del hombre, y a su vez él se ha convertido en el reciclaje de sus pesadillas.
Su mente viaja por lugares desconocidos y su pensamiento quiere echarse a volar, pero no puede; debe recordar la importancia de valores como la castidad, la pureza y la cautela; aparte de ser prudente, mantener sus manos ocupadas para asi no caer en la tentación del delito, temer de su propia mirada y persuadirse de las virtudes del silencio.
Sometida al reclamo cultural, el día de su salida temerá y, en el conflicto entre sus apetitos y sus sentimientos del deber, buscara su amparo cayendo en la neurosis.
De una perfecta imagen grita una voz de ayuda que algún día logrará hablar y quizá de estas voces que anhelan hablar algún día otra perfección habrá.
De ahí su nombre: El caos nace del orden…El orden nace del caos.
lunes, 30 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario